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2.- PUEBLOS PRERROMANOS.

 2.1.- Contexto general.

 

En Aragón han habido diversos pueblos incluso desde el paleolítico inferior, pero los colectivos humanos de los cuales conocemos nombres y costumbres se forman a partir del año 1200 a.C. y habitan estas tierras hasta la romanización.

 


Desde el siglo VII a.C. las tierras de Aragón y los antiguos pueblos que las habitaban, al igual que todo el arco mediterráneo peninsular, sufrieron una gran transformación debido a la interacción con otras culturas venidas por el Mediterraneo y con comercio muy desarrollado. Buena parte de la responsabilidad en la evolución y creación de la cultura ibérica durante la edad de hierro se debe al contacto constante y continuado con el comercio fenicio, griego y cartaginés que, a través del Ebro, también llegó a tierras de antiguos pobladores de Aragón como eran los pueblos íberos de los sedetanos e ilergetes. Griegos, fenicios y cartagineses establecieron colonias en la península lo que facilitó este contacto y avances tales como el desarrollo de la escritura ibérica en torno al siglo VI.


 

Ya centrándonos únicamente en nuestra zona, entre los años 800 a.C. y 184 a.C, las Altas y Medias Cinco Villas fueron, probablemente, una encrucijada de caminos en la que se encontraron pueblos diversos y costumbres distintas: vascones, cerretanos, iacetanos, largentes, sedetanos y suessetanos. Hablamos de pueblos de distinto origen: pueblos celtíberos, indoeuropeos, pirenaicos, vascones e íberos. De todos ellos, fueron los suessetanos los que se asentaron más tiempo en este territorio, unos 400 años. Su nombre parece aludir a la raíz indoeuropea svasti, con el significado de "tener suerte”. El movimiento migratorio de este pueblo y su paso a través de los Pirineos para establecerse en estas tierras, seguramente motivado por importantes cambios climáticos, se cree que quizá pueda situarse en torno al 600 a.C., estableciéndose en las Cinco Villas y tierras de la actual Hoya de Huesca, desplazando a los vascones.

 

Pueblos Prerromanos en Aragón



 

2.2.- Los Suessetanos.

 


Es la denominación que Tito Livio – historiador romano 59 a.C. a 17 d.C - daba a los pueblos celtas asentados en las llanuras centrales de Aragón.


 

La etnia, pueblo o tribu suessetana ocupaba la región que hoy básicamente se corresponde con la comarca zaragozana de las Cinco Villas y parte de la también actual Hoya de Huesca. La discusión científica sobre el carácter y la ubicación de este pueblo no puede considerarse zanjada. Parece existir acuerdo general en que, en época de la conquista romana, su emplazamiento estuvo inmediatamente al sur del territorio jacetano y teniendo como límite oriental probable el río Gallego. Al inicio de la romanización, pueblos como los ilergetes ya le habían comido territorio a los suessetanos. En cualquier caso parece claro que las tierras de Agüero siempre estuvieron bajo la influencia de este pueblo indoeuropeo. Así lo atestiguan además las evidencias encontradas en su término municipal en forma de restos de cerámica hallstática, de las que ya hemos hablado en capítulo anterior. Aquí Agüero vuelve a hacer de “tierra fronteriza” entre la montaña y el llano tal y como lo ha hecho a lo largo de toda la historia.

 

 

Ubicación Pueblo de los Suessetanos.

 

Parece que ha quedado establecido con suficiente solidez que este pueblo tiene un etnónimo, o grupo étnico, de tipo Galo - Celtas, por lo tanto -, emparentado con el de los suessiones de la antigua Galia Bélgica. En el territorio de las actuales Cinco Villas hubo en la época objeto de estudio una ciudad denominada Corbio, que se convirtió en la capital de los suessetanos y cuya ubicación se desconoce hoy en día. Posibles localizaciones podrían ser las cercanías de Sos del Rey Católico o incluso Sangüesa, pero no hay nada claro al respecto. En el norte de Francia, muy próximas a Bélgica, existen dos localidades llamadas Soissons y Corbeil. Dato curioso y que apunta a no ser una simple casualidad. Otra población fundada por este pueblo fue Segia o Sekia, la actual Ejea de los Caballeros. Los historiadores no tienen clara la importancia de la población de Segia dentro del territorio suessetano, desconociéndose por el momento si se trataba de una ciudad importante, de un núcleo menor o incluso de su capital - algunos la asocian con la propia Corbio -. Hay que hablar también de Bolskan, ciudad ibera que tras la migración quedó ubicada en territorio de los suessetanos, en el mismo espacio que ocupa en la actualidad la ciudad de Huesca, y de Sesars, población fundada también por los suessetanos y que es la actual Sesa, situada entre Huesca y Sariñena.

 


Con la migración de los suessetanos se asientan unos nuevos principios tales como la cultura hallstática. Una manifestación cultural de la edad de los metales y del Hallstatt es la de los campos de urnas. Se denomina así a los cementerios formados por urnas depositadas en el suelo, dentro de una pequeña fosa que, a veces, se recubre de tierra. Dentro de la urna se depositan las cenizas del difunto junto con su ajuar. Otros principios culturales traídos por los suessetanos son los poblados de casas de planta rectangular alargada, su organización en ciudades estado que constituían recintos fortificados, su artesanía en forma de fíbulas, broches de cinturón y espadas en bronce y cerámicas peculiares. Las cerámicas excisas, decoradas recortando y extrayendo el barro antes de la cocción formando temas geométricos. También se desarrolla en este periodo la industria textil de la lana y el lino. Ahondando en la fisonomía de sus casas, habría que añadir que, además de ser de planta rectangular alargada, tenían una cubierta plana inclinada hacia la fachada y el interior dividido en dos o excepcionalmente en tres espacios, y como elementos principales el hogar, más o menos central, un banco lateral por dos o tres de los lados de la habitación, con múltiples usos, y, normalmente, una despensa al fondo de la vivienda. En algunas casas hay pequeños departamentos y, a veces, hornos. Los muros son de piedra y de adobe.

 


Al igual que todos los pueblos prerromanos, los suessetanos se dedicaban especialmente a la agricultura - cultivo de trigo y la cebada, de la que obtenían una especie de cerveza, legumbres y frutales - y la ganadería - con preferencia al ganado vacuno, pero también al de ovejas y cabras que predominaba entre los indígenas íberos-. Tenían un fuerte sentido de la propiedad privada al mismo tiempo que poseían organizaciones políticas propias, es decir, eran muy orgullosos e independientes.

 


Como ya hemos dicho sus principales actividades eran la agricultura y ganadería pero sin olvidar la guerra, ya que se enzarzaban muy a menudo en guerras crueles entre vecinos, sólos o aliados con otros Eran muy frecuentes las incursiones por el norte del belicoso pueblo pirenaico de los iacetanos para saquear sus tierras y capital Corbio. Ello llevó a una legendaria enemistad entre ambos pueblos. De existir algún asentamiento suessetano en el término municipal de Agüero, como así podría indicar el hallazgo de cerámica hallstática, debió de ser de los más castigados por estas incursiones iacetanas dada su localización fronteriza. Los suessetanos también eran hostigados por el este por el pueblo íbero de los ilergetes, que de hecho llegaron a arrebatar a los suessetanos la ciudad de Bolskan (Huesca). Veremos algo más sobre este respecto en mi próxima entrada.


 

La presencia suessetana ha quedado reflejada en la zona en algunos topónimos acabados en “dunum” (recinto fortificado), como son las localidades de Gordún, Navardún o Berdún – siendo esta última la frontera norte con los iacetanos -. Según la historiádora  Lourdes Nasarre, en Agüero hoy en día nos encontramos con topónimos de los montes de su término municipal como Puyeralto, Puymascarón, Pueyala y Puydevilla que podrían indicarnos unas "Montañas-Centros" sagrados de origen Celta.

 


Corbio, la capital de los suessetanos, fue destruida y arrasada por los romanos en el 184 a.C., y esto ha hecho que hoy no se conozca la ubicación exacta de esta emblemática ciudad del pueblo suessetano. Tras la destrucción de Corbio, efectivamente, no se vuelven a tener noticias de los suessetanos, ocupando parte de su territorio el pueblo de los vascones, aliados de Roma, obteniendo importantes beneficios por su colaboración con el nuevo poder que se extendía por la Península Ibérica. De todo esto, es decir, del final de los suessetanos como pueblo hablaré más extensamente en mi próxima entrada.

 

 

 

 

Bibliografía:

 

 

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